sábado, 19 de noviembre de 2011

Respeto. Base de la vocación de servicio

En el último capítulo de su libro La Empresa Consciente Fredy Kofman aborda la vocación de servicio desde de una perspectiva llena de matices humanos que invitan a la reflexión, “el éxito más allá del éxito”, el entregarse con la finalidad de satisfacer a otros… he aquí lo que me vino a la mente.
Cuando llegué a mi primer día de trabajo estaba inquieta por las nuevas actividades y retos, tenía que entrar a las 5:00 de la mañana y a esa hora las calles están oscuras, pero lo más curioso era que me daba miedo llegar a un lugar en donde sólo había policías. ¿miedo a los policías?. Esto no es ridículo cuando se piensa que al igual que muchos ciudadanos, yo había comprado la idea de que TODOS los uniformados son corruptos, flojos, gordos o peor que los delincuentes. ERROR!!!!!.
Quién mejor que ellos para ejemplificar la importancia de dar un servicio en beneficio de TODOS, pero también dicho trabajo es un buen ejemplo de CÓMO actuar desde el papel de ciudadanos para esperar que la misión de garantizar seguridad se cumpla con dignidad.
Es muy fácil criticar a un grupo de personas por el error de dos o tres aunque. Y no defiendo la labor de los policías por el lugar donde trabajo, sino es precisamente ahora que estoy más cerca de estas personas que puedo entender muchas cosas que hacen y todos los sacrificios y tensiones por las que pasan.
Debo decir por mi experiencia que nunca he recibido una mirada morbosa de parte de los policías con los que trabajo.  Me hablan de usted. Me piden permiso para tomar un periódico viejo y leerlo y me siento tan honrada de laborar en un lugar en donde sí he visto la humildad en toda su expresión.
Cuando me abren el portón en la mañana, o más bien en la madrugada, todos los días me reciben con una sonrisa y no porque hayan leído a Kofman, sino porque yo les doy lo mismo.
En cambio he visto gente que les grita, que exigen que hagan su trabajo porque para eso les pagan (¿y saben cuánto les pagan?), que los critican y les toman fotos cuando se paran en un puesto de tacos a comer. ¿Cuántos de ellos trabajan 24 por 48 horas?, ¿Cuántos exponen su vida por que el jefe les felicite?, ¿Cuántos tienen la conciencia plena de que al salir de su casa quizá ya no regresen?

¿Han visto el video de las Ladies de Polanco o la de la Juárez aquí en Puebla,? con que falta de respeto esas mujeres de clase alta ofenden y humillan a los policías llamándoles ASALARIADOS.
Necesitamos estar consientes: ¿Esperamos qué a cambio de qué?. Cuando nos ofrecemos en nuestro trabajo en beneficio de otros, sobre todo cuando se cumple como funcionario público, sabemos que la ciudadanía está en calidad de exigir porque pagan impuestos pero  educación y respeto se paga con educación y respeto.
Habrá quienes me digan que llegaron de buena manera y fueron tratados mal por un elemento de seguridad. Lo creo. Pero me parece que nos falta mucho por aportar como ciudadanos.
No dudo que haya elementos malos, flojos, pero también los hay en las escuelas, hospitales, iglesias, despachos, etc.

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Y en el funeral de Cristina…



Llegó Linda la mejor amiga de Cristina desde que tienen 10 años. No podía creer que su comadre estaba en la caja. Alguna vez hablaron de quién moriría primero, ambas sabían que Cristina tendría que dar señales de vida desde el  más allá pues sería ella quien abandonaría antes el barco.
Linda no necesitaba decir nada porque nadie requería de oírlo. Todo sabían que diría algo como: “siempre estuvimos juntas, nunca me dejó cuando la necesité. Me adoraba sin ser la clásica amiga empalagosa. Fue honesta conmigo. Nunca olvidaré que la primera vez que nos peleamos su mamá la llevó a mi casa porque me extrañaba mucho y no sabía cómo decírmelo. Mi mamá le siguió la corriente a la mamá de Cristina. Nos subieron a las dos a la azotea y nos amenazaron con echarnos agua si no nos hablábamos. Ella fue la primera en pronunciar palabra y pudimos arreglar todo justo cuando mi mamá ya subía con la cubeta”
José y Diana se abrazaban frente al ataúd de la que había sido su jefa y amiga. Jamás los regañó y siempre los llamó “hijos” de cariño, guardó todos sus secretos y compartió con ellos su sentir.
Isabel, su prima a quien Cristina le llevaba un día de diferencia en edad, puso su canción favorita: “And I Love her” de los Beatles. “Mi prima era insoportable, siempre fuimos tan distintas pero también era muy chistosa, entendíamos a la perfección el sentido del humor de la otra y durante años nos escribimos cartas contándonos nuestras aventuras de niñas. Se las dejábamos a mi abuelita con un sello que decía PARA MI PRIMA. NO LEER ABUELITA.”.
El silenció reinó cuando Isaac apareció en el lugar, sus grandes ojos marrón no podían ocultar su tristeza porque se le había muerto su princesita. Él no le habló a los demás, se dirigió directamente a ella para agradecerle en silencio lo felices que fueron durante tantos años, la mala comida que ella intentó hacerle pese a que odiaba cocinar, los arrebatos de VETE y NO ME DEJES que tenía en sus malos días, los ronquidos en su oído y los sermones cada vez que se pasaba de copas…

2 comentarios:

vicky dijo...

Que buen obituario, sobre todo la parte donde cuentas de la pelea con tu amiga, y gracias por darnos siempre ese toque tuyo para narrar los capítulos de manera muy creativa.

George W. Dionne dijo...

Me encantó. Otro regalo de Cristina. Gracias.