lunes, 15 de julio de 2013

UNA MAMÁ CON BLOG



Siempre quise ser madre, no sabía en qué momento de mi vida, pero algo en mi me decía que no estaría completa si no lo descubría algún día. Y aunque lo quería, nunca me puse a pensar realmente en qué pasaría cuando ocurriera. Llegué a los 28 años y pasó, me embaracé. Estaba retrasada de mi periodo, eso no era raro ya otras veces había sucedido, sin embargo en esta ocasión un pequeño presentimiento me hizo comprar una prueba. Al instante de comprobar lo que ya presentía una ola de dudas y remordimientos me invadieron porque no cumplía con los requisitos que mi mente se había impuesto para conocer la maternidad: no estaba casada, no tenía una casa, no había terminado mi maestría, no, no, y entre más No acumulaba más me decía a mi misma precisamente eso: No, ahorita no.
Tras los No, vinieron los reproches para mí misma: por qué no me cuide si ni que fuera una niña de secundaria, por qué en ese momento que me acababan de promover en el trabajo. Luego... los qué dirán: qué va a decir mi nuevo jefe, qué dirán mis papás, mis amigas, la familia de mi novio.
¿Y mi novio?, bueno queridos lectores, mi novio estaba en un coma con los ojos abiertos, muy curioso, la decisión estaba en mi. Sabía que él me apoyaría pero en los últimos años no han metido la idea de que "es nuestro cuerpo y tenemos derecho sobre él", lo que no nos dijeron es que cuando albergamos a alguien más ya no se vale hacer lo que sea con "nuestro cuerpo". 
Entonces me dediqué a investigar qué podía hacer, los resultados fueron espeluznantes, los consejos de algunas amigas de mis amigas resultaron peor ya que hablaban de deshacerse se un hijo como expirmirse un barro, se lee cruel pero en la realidad es mucho peor. Alguien crecía dentro de mi y merecía todas las oportunidades del mundo. Así que me aventuré a vivir mi embarazo, a gozarlo, y aprender de él para transmitirlo a otras chavas primerizas.
Hoy a tres meses del nacimiento de mi chamaca me dispongo escribir sobre mi experiencia y encontrar en el camino algunas coincidencias con otras vidas y otros momentos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Terminamos a Kofman pero la vida sigue...


Esta es la historia de un salón de clases para mudos y sordos con ceguera. El profesor con un acento extraño se paraba delante de sus alumnos para invitarlos a participar sin temor a hacer evidentes sus imperfecciones.

Después de varios intentos y con mucho trabajo los mudos comenzaron a hablar, fueron los primeros en hacer algunos cambios. Pronto el salón de una sola voz presenciaba muchas anécdotas, había risas y palabras al aire.

Sin embargo todavía estaban los sordos. Éstos fueron abriendo sus oídos cuando los que habían sido mudos contaban alguna historia que se parecía a la de ellos, entonces los sordos ya querían poner atención.
Pronto ya no se sabía quién había sido quién, no se distinguía entre los sordos y los mudos, pero aún quedaba un problema pues todos los alumnos eran ciegos. El profesor quería enseñarles que había varios colores en la vida y que al verlos cada uno le daría un significado. Con el paso de los días la luz de aquellas lecciones les causaba una sensación molesta en los ojos que los obligó a tratar de abrirlos.
Unos tuertos y otros como somnolientos comenzaban a ver aquello que no habían podido. Fueron poniéndole nombre a las cosas.
Después de algunos meses se acabó el curso y todavía no se sentían totalmente curados. El profesor sabía que eso era normal, lo importante era que ellos lo entendieran pues él mismo a veces y por instantes cortos se quedaba sin vista, oídos y ojos… el chiste de la vida era luchar por no quedarse totalmente sin esos sentidos.
Llegarían más alumnos ciegos, sordos y mudos a aquel salón de clases, pues está en la naturaleza humana ser imperfecto para después aprender a amar la vida aún con todo lo que nos pudiera parecer un obstáculo.

Así lo recuerdo…
George me invitó a pasar al salón y me saludó de mano. Era mi profesor en mi primer día de la maestría. Tenía tiempo que no estaba en un salón de clases.
Me senté junto a Raúl, parecía demasiado serio. En una esquina varios compañeros que ya se conocían y hablaban de las clases que habían tomado.
Mi profesor comenzó a divagar (como sólo él sabe hacerlo) acerca de un libro que nos habían pedido vía mail y nos preguntó si había algo que quisiéramos cambiar en la forma en la que nos desenvolvemos con los demás.
Quise adaptarme rápido y alcé la mano. Dije que quería ser una verdadera líder porque sentía que tenía problemas en el trabajo ya que era una jefa joven. Qué equivocada. Ahora sé que la clave estaba en errores que venía cometiendo desde hace años y que no tenían nada que ver con mi desempeño laboral.
Hoy sé que fui egoísta en muchos momentos. Que no supe hacerme responsable de los problemas que se me presentaban y que traté de buscar pretextos en lugar de soluciones pero sobretodo aprendí a escuchar a los demás poniéndole un poco de corazón y cerebro a cada historia que se narraba en clase.
El epílogo del libro de Kofman nos dice que el camino es largo y estará lleno de obstáculos.  No siempre vamos a poder actuar de la mejor manera, habrá veces que volveremos a ser mudos y buscaremos de nuevo nuestra voz. Nos haremos sordos para después abrir bien los oídos y escuchar a los demás. La vanidad, los prejuicios y el miedo nos cegarán de nuevo pero qué importa si nos comprometemos a volver a abrir los ojos.
De la clase me llevó a un espacio para DESAHOGARME con libertad.
Encontré algo en común con cada uno de mis compañeros.
Hice nuevos amigos.
Tengo un libro que puedo recomendar y varias lecciones para nunca olvidar…
Aprovecho este espacio para agradecerles a todos sus consejos y desearles lo mejor del mundo.
PD. Y expongo cuál es mi proyecto personal: Espero volver a encontrarme con una persona a quien estimo pero cuya enfermedad me hizo alejarme mucho.




sábado, 19 de noviembre de 2011

Respeto. Base de la vocación de servicio

En el último capítulo de su libro La Empresa Consciente Fredy Kofman aborda la vocación de servicio desde de una perspectiva llena de matices humanos que invitan a la reflexión, “el éxito más allá del éxito”, el entregarse con la finalidad de satisfacer a otros… he aquí lo que me vino a la mente.
Cuando llegué a mi primer día de trabajo estaba inquieta por las nuevas actividades y retos, tenía que entrar a las 5:00 de la mañana y a esa hora las calles están oscuras, pero lo más curioso era que me daba miedo llegar a un lugar en donde sólo había policías. ¿miedo a los policías?. Esto no es ridículo cuando se piensa que al igual que muchos ciudadanos, yo había comprado la idea de que TODOS los uniformados son corruptos, flojos, gordos o peor que los delincuentes. ERROR!!!!!.
Quién mejor que ellos para ejemplificar la importancia de dar un servicio en beneficio de TODOS, pero también dicho trabajo es un buen ejemplo de CÓMO actuar desde el papel de ciudadanos para esperar que la misión de garantizar seguridad se cumpla con dignidad.
Es muy fácil criticar a un grupo de personas por el error de dos o tres aunque. Y no defiendo la labor de los policías por el lugar donde trabajo, sino es precisamente ahora que estoy más cerca de estas personas que puedo entender muchas cosas que hacen y todos los sacrificios y tensiones por las que pasan.
Debo decir por mi experiencia que nunca he recibido una mirada morbosa de parte de los policías con los que trabajo.  Me hablan de usted. Me piden permiso para tomar un periódico viejo y leerlo y me siento tan honrada de laborar en un lugar en donde sí he visto la humildad en toda su expresión.
Cuando me abren el portón en la mañana, o más bien en la madrugada, todos los días me reciben con una sonrisa y no porque hayan leído a Kofman, sino porque yo les doy lo mismo.
En cambio he visto gente que les grita, que exigen que hagan su trabajo porque para eso les pagan (¿y saben cuánto les pagan?), que los critican y les toman fotos cuando se paran en un puesto de tacos a comer. ¿Cuántos de ellos trabajan 24 por 48 horas?, ¿Cuántos exponen su vida por que el jefe les felicite?, ¿Cuántos tienen la conciencia plena de que al salir de su casa quizá ya no regresen?

¿Han visto el video de las Ladies de Polanco o la de la Juárez aquí en Puebla,? con que falta de respeto esas mujeres de clase alta ofenden y humillan a los policías llamándoles ASALARIADOS.
Necesitamos estar consientes: ¿Esperamos qué a cambio de qué?. Cuando nos ofrecemos en nuestro trabajo en beneficio de otros, sobre todo cuando se cumple como funcionario público, sabemos que la ciudadanía está en calidad de exigir porque pagan impuestos pero  educación y respeto se paga con educación y respeto.
Habrá quienes me digan que llegaron de buena manera y fueron tratados mal por un elemento de seguridad. Lo creo. Pero me parece que nos falta mucho por aportar como ciudadanos.
No dudo que haya elementos malos, flojos, pero también los hay en las escuelas, hospitales, iglesias, despachos, etc.

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Y en el funeral de Cristina…



Llegó Linda la mejor amiga de Cristina desde que tienen 10 años. No podía creer que su comadre estaba en la caja. Alguna vez hablaron de quién moriría primero, ambas sabían que Cristina tendría que dar señales de vida desde el  más allá pues sería ella quien abandonaría antes el barco.
Linda no necesitaba decir nada porque nadie requería de oírlo. Todo sabían que diría algo como: “siempre estuvimos juntas, nunca me dejó cuando la necesité. Me adoraba sin ser la clásica amiga empalagosa. Fue honesta conmigo. Nunca olvidaré que la primera vez que nos peleamos su mamá la llevó a mi casa porque me extrañaba mucho y no sabía cómo decírmelo. Mi mamá le siguió la corriente a la mamá de Cristina. Nos subieron a las dos a la azotea y nos amenazaron con echarnos agua si no nos hablábamos. Ella fue la primera en pronunciar palabra y pudimos arreglar todo justo cuando mi mamá ya subía con la cubeta”
José y Diana se abrazaban frente al ataúd de la que había sido su jefa y amiga. Jamás los regañó y siempre los llamó “hijos” de cariño, guardó todos sus secretos y compartió con ellos su sentir.
Isabel, su prima a quien Cristina le llevaba un día de diferencia en edad, puso su canción favorita: “And I Love her” de los Beatles. “Mi prima era insoportable, siempre fuimos tan distintas pero también era muy chistosa, entendíamos a la perfección el sentido del humor de la otra y durante años nos escribimos cartas contándonos nuestras aventuras de niñas. Se las dejábamos a mi abuelita con un sello que decía PARA MI PRIMA. NO LEER ABUELITA.”.
El silenció reinó cuando Isaac apareció en el lugar, sus grandes ojos marrón no podían ocultar su tristeza porque se le había muerto su princesita. Él no le habló a los demás, se dirigió directamente a ella para agradecerle en silencio lo felices que fueron durante tantos años, la mala comida que ella intentó hacerle pese a que odiaba cocinar, los arrebatos de VETE y NO ME DEJES que tenía en sus malos días, los ronquidos en su oído y los sermones cada vez que se pasaba de copas…

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cómo perder 200 kilos en dos días. (De la competencia emocional)

Primero, debemos comprender qué son las emociones y cómo operan. Segundo debemos considerar que las emociones son un arma de doble filo. Por una parte, pueden descarrilar nuestros procesos mentales. Por la otra sin ellas no hay motivos para pensar. Las emociones son absolutamente necesarias para la racionalidad. Tercero, debemos encontrar modos de utilizar la poderosa información contenida en las emociones sin permitir que estas nos controlen. Debemos desarrollar la ecuanimidad para permanecer cerrados ante circunstancias difíciles. (Kofman, 2011)


Los primeros 50 kilos. HONESTIDAD. Decir cómo te sientes a un compañero te permite sentirte más ligera, segura y promueve sensación anti-estrés.
Oye, ahorita que vas a salir al evento tengo que aprovechar para decirte algo”. Con toda la honestidad hablé de la incomodidad que me causó saber que estaba llevando opiniones a personas cercanas al jefe que podían tener consecuencias importantes.
Le di un trago a mi café y me chilló mi estomago…
Después me explicó que él sólo se había “reído” ante los comentarios negativos de una persona que sentía poca simpatía por nuestra jefa, pero que jamás los había iniciado. Le hice ver que eso era igual de desleal que sí él mismo los hubiera provocado. Me dijo que no quería que se malinterpretara su postura. Le pedí que no me hiciera partícipe de ese tipo de acciones, que “hablara por él”. Me replicó: “está bien, estoy de malas a veces no sé qué hacer…”. Comprendí que yo también había participado en sesiones de “quejas” con mis compañeros.
La plática fue breve pero estoy segura que quedaron varias cosas claras. La primera era que yo me había sentido incomoda, NERVIOSA y PREOCUPADA.
Tengo mis dudas de los argumentos de ésta persona. No quiero decir que no son válidos, pero aún no los comprendo por completo. Me da la impresión de que debo ser cautelosa.
Todavía me sentía pasadita de peso.
Otros 50 kilos más. TRANSPARENCIA VS SOPLONA. Necesitaba hablar con mi jefa de mí, de todas las situaciones que también me estaban alejando de ella.
Fuimos a comer.
Le dije todo lo que me estaba molestando por las situaciones administrativas que nos habían recortado sueldos y retrasaban los pagos completos. Pero también era necesario que supiera que la sentía ALEJADA del equipo, que ya no veía el proyecto tan claro, que creía que nos estaba tratando con indiferencia y que eso me hacía sentir MOLESTA y RESENTIDA con ella.
Me tomé un cappuccino.
Además le hice saber que yo quería hablar con ella porque A MI PARECER las cosas se tenían que arreglar así entre los miembros del equipo de frente, para evitar que cualquier acción pareciera una traición.
No era suficiente, pero no me quería meter en asuntos de otros.
Le sugerí que se acercara a los compañeros en la oficina y hablara en privado con cada uno de ellos, pues aunque sabía que había inconformidades NO ME CORRESPONDÍA a mi hablar por alguien más. Le agradecí haberme tomado en cuenta para el trabajo y llenó de satisfacción saber que había cumplido y superado sus expectativas.  
Aunque también me hizo saber que ella se sentía SOLA, que había ocasiones en las que se ENOJABA porque llegaba a la oficina y todos estábamos serios como si ella tuviera la culpa de que no nos pagara el administrativo y que sí se HABÍA ALEJADO con el afán de ser valorada por los altos mandos.
Me fumé un cigarro.
Llegue a mi casa leí un poco del capítulo de Kofman competencia emocional. Dormí. Desperté vi las noticias, otro secretario de Gobernación muerto. Dormí.
Me sentí tan ligera. Tan libre.
A veces hablar con la cabeza fría pero con el corazón en la mano da mucha paz. Ella más que mi jefa es una persona importante en mi vida, he aprendido mucho de ella y la he admirado por varias razones.
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De todos los capítulos del libro del Kofman éste fue el que más me ha gustado. Sobre todo cuando habla del PERDÓN. Al otro día recibí una llamada de mi ex novio con quien me iba a casar. He aquí algo especial sobre ese tema.
Los últimos 100 kilos
Siempre pensé que haríamos muchas cosas juntos, las hicimos
Creí que nuestra historia no se acabaría, jamás morirá porque puedo recordarte sin dolor
Pero te arrastré tanto tiempo que poco a poco me fuiste pesando
Me lastimaste tantas veces que cuando te dejé ir tiré tus cosas, eliminé tus números
Pero seguí teniéndote conmigo
Dolías tanto
Me fui de tu lado desde antes de romper
Llegó alguien más desde antes de irme de tu lado
Y él también sintió el peso de aferrarme
Pagó tus culpas y las mías sin deberlas
Ganó su lugar, sin quitar el tuyo
Hoy no quiero borrarte pero ya no puedo guardarte
Y decirte adiós de nuevo fue liberarte a ti, perdonarme a mí  y valorarlo a él.

sábado, 5 de noviembre de 2011

El compromiso mezclado con la Honestidad. Nos acobardamos para decir NO.

1.       Mis amigas y yo secretamente le llamábamos El “rey de los patanes” al novio de una compañera de la universidad que llevaba 5 años con su anillo de compromiso y hablaba constantemente de su boda pero nunca se había fijado la fecha (la situación sigue igual y ya pasaron otros 5 años)…
2.       Otra persona que conozco estaba muy desesperada por encontrar trabajo se entrevistó con un conocido de su padre quien se comprometió a ayudarla en menos de un mes. Un día la citó en un restaurante, nunca se supo para qué, la dejó esperando 3 horas. No devolvió la llamada. Mas tarde supimos que tampoco sufrió algún accidente que le impidiera hacerlo…
3.       Durante años los mexicanos nos hemos acostumbrado a escuchar: “este es mi compromiso”, “mi compromiso con la gente, contigo”, “me comprometo y cumplo”, “mis compromisos los firmo ante Notario Público”; frases clásicas de campaña política que hace algunos años quedaban olvidadas y ahora son “brincadas” con algunos trucos legales que hacen parecer que sí se dio respuesta efectiva.
4.       Durante varias ocasiones mi ex jefa me daba a conocer las peticiones del director y me sugería un plazo. Siempre finalizaba con su frase: “¿puedes o no puedes?”, tuve tantas ganas de decirle NO PUEDO, pero sentía que mi reputación estaba en juego. La gran mayoría de las ocasiones cumplí pero eso significó daños en mi salud y mucha tensión emocional que me aqueja hasta estos días.
5.       Mi novio me ha comentado su idea de hacer una vida juntos. Debo reconocer que también he puesto el tema sobre la mesa, pero a veces me pregunto. ¿Lo platico por qué lo veo lejano?, ¿realmente estaría dispuesta a asumir ese compromiso?
"Recuerde que no basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo incorrecto en un momento tentador"  - Benjamin Franklin
En todas las esferas de la vida estamos acostumbrados  a hacer compromisos que COMPROMETEN nuestra credibilidad y no es trabalenguas.
Lo que dice Kaufman es cierto, muchos de los conceptos de responsabilidad, integridad, negociación y humildad que hemos leído en su libro, se entrelazan al momento que hacemos un compromiso y no podemos cumplir o no buscamos las alternativas para satisfacer al solicitante.
Me parece que el compromiso va directamente ligado con la práctica de la HONESTIDAD.
Si el novio de mi compañera le hubiera dicho “me encanta estar contigo pero no me quiero casar”, ella no se hubiera ilusionado en llevar revistas de vestidos de novia a la universidad.
Si aquel abogado que citó a mi amiga en el restaurante le hubiera llamado para decirle: “oye te cité ahí porque quería explicarte que lo del trabajo no se va poder por X razones”, ella no se hubiera sentido humillada de esperar durante horas además de marcar por teléfono teniendo como respuesta sólo el buzón de voz.
Si las promesas de campaña realmente las llamaran así PROMESAS en los spots y no las manejaran como COMPROMISOS, (porque ésta última palabra le da un poco más de seriedad al asunto) y se establecieran metas REALES, la gente no estaría tan desilusionada de la política.
Si yo hubiera sido abierta con mi ex jefa y le hubiera expresado las dificultades de muchos encargos, la relación hubiera sido mejor.
Ahora sé que llegará el momento de sentarme con mi pareja para aclarar qué quiere cada quién, en qué tiempo podríamos avanzar en la relación y cuáles podrían ser los primeros pasos.
TODO SE MEZCLA CON LA HONESTIDAD. Nunca sabré los verdaderos motivos de la forma de actuar del “rey de los patanes” o del abogado que dejó plantada a una persona, porque NO HABLARON, dejaron a la otra persona en la incertidumbre y eso es mucho peor que decir NO.
Entonces emerge mi pregunta de la semana: ¿Cuáles son las señales para decir NO? ¿Bajo que circunstancias estamos listos para decir NO”. Muchas veces he dicho NO a algunas cosas que en su momento me causan desconfianza y soy honesta con mis sentimientos y me niego a hacer algo. Pero me ha pasado que por alguna razón concluyo algo como: “hubiera sido una buena experiencia” “me acobardé” “no tomé riesgos” “fui insegura”.
Y a propósito de las promesas políticas...


Lo que quiero dar al grupo.
Mis oídos y mi mente centrados en las historias de todos.
Las experiencias que me hacen como soy, algunos momentos tristes, alegres, de aprendizaje.
Honestidad.
Presencia.
Una que otra carcajada.
Agradecimiento por regalarme abrazos, sonrisas, apuestas deportivas, minutos que se pasan rápido porque siempre he estado muy a gusto.
Respeto.
Ideas de debate.
Una disculpa por ser la menos discreta del universo para salirme del salón…
… otra disculpa por hablar demasiado.
Dedicación para leer más de dos blogs por sesión.
Sino la mejor amiga, una buena conocida.
Mi voluntad y disposición para conversar.



viernes, 28 de octubre de 2011

Me hice presente, antes de que tú dejaras de estarlo.

Érase una vez… la historia mía y tuya. La historia de cómo muchas veces no escuché tus quejas. Me encerraba en mi recamara y me tapaba con la almohada la cabeza, no me gustaba tu voz quebradiza gritando de dolor.
De cuando me platicabas tus historias y mi mente viajaba por los pasillos de mi escuela repasando el chisme del momento. Ignorando tus manos  que juntaban las migajas del pan que siempre regabas en la mesa.
Me gustaba tanto que me adularas, eras la única que lo hacía. Y siempre me gustaba contarte mis anécdotas, todas te sorprendían.
Alguna vez te sentí tan similar a mi, que deseaba ser tan fuerte como tú lo eras para aguantar el dolor que estabas pasando. Siempre que veo un cigarro me acuerdo de ti y sabes, me hace tanta gracia que me digan que estoy repitiendo tus errores. ¿Cuáles errores?.
Un día ya no me metí a mi recamara a subirle a la música. Un día llegué de la escuela y me acosté cerca de tus piernas, tú sin levantarte me preguntaste amable como siempre que cómo me había ido, pero ésta vez no sé porqué quería oírte a ti y me encantó hacerlo.
Me contaste de lo que querías de la vida, de lo que sentías en ese momento y yo te mostré mi mejor cara, la que sale cuando me quedo en silencio.
Estuve tres horas escuchándote y no me di cuenta. Prendimos la tele, vi contigo una de tus películas, de esas que tanto te gustaban y que ahora veo con gusto cuando me siento sola porque así puedo traerte de regreso conmigo.
De ahí por lo menos tres veces a la semana durante no sé cuantos meses, pusimos el canal de las películas mexicanas y aprendí de ti, de David Silva, de Marga López, de los hermanos Soler.
Y cuando veías que acababa de llegar me gritabas: “ya va a empezar la película”. Y entonces ya no hablábamos, y ya no oía tus quejidos, aunque yo sé que te seguía doliendo. Me adelantabas un poco de la película (a veces creo que ya las habías visto todas) y yo sé que te gustaba tanto que alguien compartiera eso contigo.
Agonizaste en mi casa y no me pude despedir de ti como hubiese querido.
Me hubiera gustado tanto haberte traído algo del viaje que te dije que quería hacer… lo hice y vi tantas cosas para ti.
No me acerqué a tu caja, tú me dijiste que no querías que te viera. Me lo pediste mientras Pedro Infante enterraba a Sara García.
Te extraño mucho, mucho. Pero sabes ahora me acuesto cerca de las piernas de mi mamá, como lo hacía contigo, se me quedó la costumbre.
Sé que algún día nos volveremos a ver y aunque no nos digamos nada, sentiré tu presencia que tanta falta me hace hoy en día.
¿Tú me extrañas abuelita como yo a ti? ¿Quién se acuesta ahora cerca de tus piernas?

domingo, 23 de octubre de 2011

La negociación habla de quién soy. Tengo las rayas de un tigre y sé hasta dónde tolerar.

La semana pasada me propuse negociar en nombre de otra persona un aumento de sueldo, pero tras dos días de vivir en lo que llamo “estado zombie” en el que sólo cumplía con mi trabajo sin la convicción de excelencia que siempre me ha gustado adoptar encontré una razón más para hablar con mi jefa sobre el tópico “aumento de salario”.
Me explicaré brevemente. Me parece que a todos los que estamos en el área en la que me desempeño compartimos la pasión por la información, nos gusta estar al tanto de los temas de seguridad pública y no nos importa pararnos a las 3:00 de la mañana a tomarle foto a un detenido. Sé que la motivación es esa adrenalina de estar con la primicia de algo que atañe a toda la sociedad y es el tema en boga de estos días: la delincuencia. Pero nadie, nadie del equipo trabaja sólo por esa pasión, el dinero es un factor importante.
Debo decir que admiro a tantas personas con las que trabajo. Y los conflictos de los que hablé en otros blogs se habían causado básicamente por diferencias en el método de trabajar, porque cuando lo platicamos nos dimos cuenta de que el objetivo era el mismo: realizar nuestra función con calidad y eficacia, sólo que cada quien tenía un camino para eso.
Donde hay vida, habrá conflicto…
Recientemente enfrenté un conflicto que sobrepasó todo a lo que me había enfrentado. Una disminución de salario. El equipo de trabajo administrativamente está divido en dos, los que tienen plazas de policías aunque en la práctica no lo son pero son los que ganan menos y los que estamos financiados por la dirección general de comunicación social, éste último grupo recibimos una reducción importante de sueldo.
NADIE NOS INFORMÓ NADA…  llegamos a cobrar y sorpresa! en mi caso 4 mil 500 pesos menos en mi salario y como me habían pagado completo todo septiembre y la medida de reducción aplicaba desde el primero de dicho mes, me añadieron la noticia de que les DEBO dinero porque me habían pagado de más.
El equipo se enojó. Todos hablaban de lo mal que estaba esta situación, se preguntaban por qué nos habían hecho esto, con los horarios y la carga de trabajo visiblemente importante que teníamos. Al ser “la jefa” tuve la misión de informarle a la directora de la decisión del área administrativa.
Mi jefa no sabía nada. Lo confirmo. Nos llevó con el encargado de las reducciones de salario y nos explicaron el porqué de la decisión y nos sugirieron que esperáramos a enero y tal vez con nuevos movimientos se podría REESTABLECER nuestro salario… (aumentar ni soñarlo)
Salí de ahí callada, y desde entonces he estado ausente de todo. DOLIDA. Más tarde mi jefa me habló y me dijo: “De todos tú eres la que más me preocupa, eres mi mano derecha en seguridad, qué piensas”. Aunque me hicieron sentir bien sus palabras no pude hablar. No quise decirle lo que estaba sintiendo.  Mi jefa trató de negociar conmigo, como dice Kofman en el capítulo 6, expuso el problema, trató de conocer mi pensar pero yo me sentía tan defraudada porque la única opción que se me presentaba era esperar.
NO PODÍA PEDIR UNA CARGA MENOR DE TRABAJO. Eso me lo dejó claro mi jefa, ella esperaba que siguiera trabajando al mismo ritmo y con la misma calidad.
TENÍA QUE ESPERAR A ENERO. En sus manos no estaba el manejo de los recursos financieros pero prometió en que ella insistiría en el tema pero hasta esa fecha.
RESPETABA MI DECISIÓN SI TENÍA QUE IRME DEL EQUIPO. Aunque me repitió mil veces que no era una idea que le gustara.
Yo no dije nada. NADAAAAAAA. Lo negué. Fui como dice Kofman ese tipo de personas que se RINDEN lo que les causa frustración y resentimiento.  Salí de la oficina de la Procu y a la primera persona que vi fue a Alejandro (él tiene plaza de policía) y pensé si no pude hacer algo por mi lo haré por él que también trabaja mucho y escribí mi blog.
Quise contar en la clase pasada de George que ya había hablado con mi jefa del caso de Alejandro, que le expuse la posibilidad de que directamente de la PGJ le dieran el aumento ya que él no pertenecía a las bases de comunicación social. Le expliqué porqué se lo merecía, le expuse las opciones que creo que son factibles.
En la siguiente junta la jefa agradeció a Alejandro su desempeño y le dijo que sabía que él merecía un aumento.
No lo dije en clase porque me di cuenta de que me había rendido con mi propio caso. Que pude haber hecho algo por hablar pero estaba demasiado decepcionada para hacerlo. Sigo trabajando sin bajar la calidad de lo que hago, pero ya sin la motivación.
GEORGE PREGUNTO QUÉ COSAS HAGO CUANDO NO ESCUCHO: este es un buen ejemplo. Irónicamente ME CALLO. Me cierro en mi propio sentir, no me importa cuán amables sean las personas conmigo y parte de no escuchar también me lleva a no querer hablar del tema. Ese es mi estado zombie, ando medio muerta en la conversación parece que estoy ahí pero en realidad buena parte de mi está escondida.
He pensado en volver a platicar con mi jefa y esta vez sí decirle lo que siento.
Creo que Kofman nos ofrece alternativas para responder ante diversas situaciones, pero considero válido REFLEXIONAR. Tenemos sentimientos, emociones, vida!, no es por justificarme pero NO ESTABA lista para negociar NO IMPORTABA CUÁNTAS VECES LEYERA EL CAPÍTULO 6, pensaba en cómo iba a pagar la maestría; en gastos y compromisos que adquirí pensando que tenía un salario seguro; sintiéndome además cansada por el horario que llevo y no quería hablar con nadie porque no quería parecer como “la quejumbrosa!”. ESTOS DÍAS he decidido ser más abierta y hablar con mi jefa con un solo fin: ESTABLECER LÍMITES DE TIEMPO (hasta enero).
En este país te dejan claro que si tú no aceptas el trato habrá otros 100 que sí lo harán, pero esa no puede ser la línea para comprometer tu INTEGRIDAD y de eso habla Kofman también y creo que es parte de la negociación. Yo soy una tigresa- como lo dice Kofman en su cuento- sé cuánto vale mi trabajo, y aunque nadie es indispensable, estoy consiente de cuánto tiempo cuesta tomar un ritmo adecuado en un área de comunicación tan dinámica como es la de seguridad y procuración de justicia.
Tengo clara cuál es mi RESPONSABILIDAD y hago mi trabajo con mucho gusto. He sido más HUMILDE con mis compañeros al darles su espacio así como reconocimiento. Pero fallé en COMUNICARME y sin eso no es posible NEGOCIAR…
Insisto en que NECESITABA TIEMPO. Dejo en este blog mi más profunda honestidad, mi estado zombie y un cuento narrado por Kofman que me animó a escribir en esta ocasión (que Dios sabe cuánto me costó hacerlo)… voy y vengo (citando a mi querido Sr. Ibarra Mazari)